viernes, 27 de julio de 2012

Subí a un camión y me vine al norte




Mi querido Belisario, que buena noticia leerte en estos días tan grises acá por el norte. Que no por mucho madrugar se amanece más temprano, pero que al que madruga dicen que Dios lo ayuda, así que madrugando es como se lleva la vida nuestra.
Te cuento que los fríos del invierno estuvieron acobardando al pueblo. El campamento se fue vaciando y la gente se fue volviendo a las casas. La lucha en el Famatina cambió de forma, la gente se terminó por ir al pueblo y empezaron a hacer guardias durante el día, se devolvieron los terrenos del campamento y se levantaron todos los menesteres de la cocina.
Yo ahí había quedado ya casi sola, con mi Benjamín, mientras veía como se llevaban los últimos bártulos. Mi rancho sabés que no lo tengo más y mis chapitas quedaron en la parroquia para que yo me haga otra casilla, pero en estos días me subí a un camión y me vine para el norte mas norte de nuestro querido país.
Casi en la frontera nos movemos, y me hice de un compañero que me tiene paciencia a mí y al gurisito. Él es un hombre bueno y me está ayudando mucho. No pienses que me hice como sorete viejo, mi hermanito, pero nunca pensé que iba a caer en un desamparo tan grande, y el Juan Carlos me rescató, la verdad que me apareció en el camino como un ángel, es un señor un poco callado, pero carga y transporta en las canteras, de acá para allá lo van precisando y así andamos los tres, ayudándonos. Parece una buena persona así que me tiene aquí a su lado, no lo busqué, pero estoy sin otra forma de vida. Le ando lavando la ropa y cocinando como puedo, con fueguitos y calentadores, así él se dedica de lleno a las cargas. Hasta ahora nos trata bien, no me quejo. Y por suerte el chiquito juega con los bulones que juntamos en los bordes de la ruta y no hace griterías, así el hombre descansa tranquilo y nosotros vamos llevando la vida como podemos.
Como verás me es difícil encontrar lugares en donde haya una computadora y tener un pesito para un rato de internet,  porque además me anda mirando lo que hago, así funciona esto, parece. Una se convierte en carga o en pertenencia, y te soy tan sincera que me pongo colorada escribiendo estos renglones.
Me haría tanta falta encontrarte, pero parece que vamos en rumbos contrarios. Esos caballos espero que te sepan cuidar. Tan lejos andamos, tan presente estás. Ojalá la gente que se sueña se pudiera mover por el mundo de los sueños y madrugar junta.


domingo, 1 de julio de 2012

Madrugando para encontrarte.

No por mucho madrugar, se amanece más temprano.